No se oye hablar de él tanto como del Trastorno Negativista Desafiante (TND) o el Trastorno de Conducta, sin embargo, el Trastorno Explosivo Intermitente condiciona de forma sustancial la vida de quien lo padece, ya que se caracteriza por arrebatos recurrentes en el comportamiento que reflejan una falta total de control de los impulsos de agresividad.
Una agresividad que se manifiesta de forma verbal, pero también física y que se caracteriza, fundamentalmente, porque la magnitud de estos arrebatos es tremendamente desproporcional con respecto a la provocación o cualquier factor estresante psicosocial desencadenante. Estos arrebatos agresivos recurrentes provocan, además, un marcado malestar en el individuo, alteran su rendimiento laboral, sus relaciones interpersonales y pueden tener graves consecuencias económicas o legales para él. Para conocer mejor este trastorno hablamos con los psicólogos Laia Miralles y Raúl Carrera, directores de Orientación Psicológica.
¿Cuáles son los principales síntomas que nos pueden llevar a sospechar que una persona sufre Trastorno Explosivo Intermitente? El Trastorno Explosivo Intermitente se caracteriza por un conjunto de arrebatos recurrentes en el comportamiento que reflejan una falta de control de los impulsos de agresividad. Sus principales manifestaciones son en forma de agresión verbal (por ejemplo, con berrinches, disputas verbales o peleas) o agresión física contra la propiedad, los animales u otros individuos.
Es importante destacar que la magnitud de la agresividad durante los arrebatos es desproporcionada en relación al factor desencadenante o a la provocación (por ejemplo,