Las sensaciones repentinas de calor durante la noche pueden originarse por dos motivos: noches tropicales que nos regala el cambio climático en julio y agosto o bien una afección que los causa. En el segundo caso el motivo más habitual suele ser el climaterio y afectar principalmente a las mujeres. En estos casos no pueden evitarse pero sí hay ciertos consejos para proteger el descanso nocturno en la medida de lo posible.

Si eres mujer y estás entre los 45 y los 55 años, y no tienes otra patología que pueda desencadenar los citados sofocos, es probable que te encuentres padeciendo uno de los rasgos de la sintomatología más habitual del climaterio, es decir, el periodo vital en el que cesa la función reproductora.

El sofoco que deriva de la etapa menopáusica tiene rasgos específicos, no es una subida de temperatura sin más sino que es más intenso en la cara, el cuello y el pecho. También es muy probable que vaya acompañado de un enrojecimiento de la piel en esas zonas y que el sudor se vaya alternando con escalofríos, pudiéndose confundir con fiebre.

La edad y la menopausia no forman sin embargo una ecuación perfecta que cause sofocos a toda la población femenina. De hecho, la ciencia no ha averiguado específicamente por qué se producen en unos casos y en otros no.

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