Al realizarnos los diversos chequeos médicos que deberemos hacernos durante el embarazo, podemos asustarnos si en alguno de ellos arrojamos un valor demasiado alto en la presión arterial, principalmente debido a la asociación que se hace comúnmente ente la tensión alta y enfermedades como la preeclampsia. No obstante, no deberíamos alarmarnos tan rápidamente, ya que no necesariamente se tiene que tratar de un problema grave.
Distintos tipos de hipertensión
Por ejemplo, es posible que el dato evidencia una situación de hipertensión crónica; ciertamente, este es el supuesto más probable si sabemos que ya teníamos hipertensión previamente, pero también puede suceder que la condición simplemente no se había detectado previamente. En este caso, no hay exceso de proteína en la orina ni daño en los órganos.
Igualmente, existe la posibilidad de que se trate de hipertensión gestacional; una elevación de la presión arterial que algunas mujeres experimentan pasada la semana 20 del embarazo pero en la que no hay exceso de proteína en la orina ni compromiso orgánico.
La posibilidad más peligrosa, efectivamente, es la preeclampsia; hipertensión pasada la semana 20 y asociada a signos de daño orgánico (muy a menudo, proteína elevada en la orina). Si no se trata, la preeclampsia puede provocar complicaciones graves para la madre y para el feto.
Hay que señalar que en algunos casos puede ocurrir que la preeclampsia se superponga a una hipertensión crónica previa y la agrave;