“Tengo una tendinitis”. ¿Quién no lo ha dicho o escuchado alguna vez? Es una de las lesiones más conocidas y forma parte del acervo popular, pero a menudo empleamos ese término inapropiadamente. La tendinitis es un problema muy específico, y la confusión puede llevarnos a utilizar tratamientos inadecuados.

The Conversation

En primer lugar, debemos explicar qué función cumple el tendón en el cuerpo humano: es la estructura anatómica que se encarga de transmitir la fuerza de tracción que genera el músculo al hueso. No se debe confundir con el ligamento, el encargado de unir las articulaciones evitando que se separen las piezas óseas (luxación).

Lesiones frecuentes, pero sin inflamación

Habitualmente, las lesiones tendinosas se producen por movimientos repetitivos (microtraumatismos). Consideradas como lesiones por sobreuso o sobrecarga, se observan en la práctica de múltiples deportes, como el tenis, el baloncesto, el fútbol, el atletismo… Aunque no solo afectan a deportistas, ya que las actividades laborales o recreativas que provoquen gestos repetitivos pueden afectar al tendón.

En ciencias de la salud utilizamos el sufijo –itis para referirnos a inflamación. Es el caso de la artritis (inflamación de las articulaciones), la amigdalitis (de las amígdalas), la conjuntivitis (de la conjuntiva del ojo), etcétera. Y, sin embargo, las lesiones más habituales del tendón no son casos agudos que cursen con inflamación;

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