La tendencia ascendente de los casos de diabetes se ha convertido en toda una preocupación a nivel global. En España, según la Sociedad Española de Diabetes (SED), hay unos 5,1 millones de adultos que viven con diabetes, aunque casi un tercio de las personas que la padecen no están diagnosticadas. Quienes sí lo están, son muy conscientes de la importancia de medir sus niveles de glucosa, algo que resulta mucho más sencillo gracias a los sensores de glucosa.
Estos dispositivos, cuya función es proteger la salud de las personas, han encontrado una nueva función, pues cada vez es más frecuente verlos en personas no diabéticas, que los emplean para estudiar cómo la alimentación afecta a sus niveles de glucosa y de este modo establecer para ellos la dieta que consideran más adecuada para ganar salud o para perder peso. Este nuevo uso, si bien es defendido por muchos, también es observado con escepticismo por muchos otros.
Sensores de glucosa, qué son y cómo funcionan
Los sensores de glucosa o medidores continuos de glucosa (MCG) permiten, como su nombre indica, medir los niveles de glucosa de manera constante, lo que facilita la toma de decisiones en personas diabéticas, que pueden saber a tiempo real sus niveles de glucosa, que se miden cada pocos minutos.