El cáncer y el té son dos de las bebidas más consumidas en España, y los epidemiólogos tienen un gran interés por entender de qué manera precisa se relaciona este hábito con diversas enfermedades crónicas como son las cardiovasculares o el cáncer.
Así, tenemos abundantes evidencias científicas que apuntan claramente a que el consumo habitual de café y té pueden tener efectos protectores significativos a nivel cardiovascular. En el caso del cáncer, no obstante, la respuesta está menos clara.
Evidencias esperanzadoras
Por ejemplo, a comienzos de este año el medio Cancer publicaba un análisis agrupado de catorce estudios previos en el que asociaba la ingesta frecuente y abundante de café y té con unas probabilidades algo menores de desarrollar cánceres, especialmente en la cabeza y en el cuello. De la misma forma, una revisión algo anterior en la revista académica Medical Principles & Practice documentaba evidencias débiles o inconsistentes para efectos protectores del café frente a los cánceres de hígado, endometrial y colorrectal.
A pesar de que estas investigaciones son esperanzadoras, explica la doctora de la Sociedad Americana del Cáncer Caroline Um en declaraciones concedidas al portal de noticias sobre medicina Medscape, estas evidencias no son aún suficientes para establecer recomendaciones nutricionales formales.