A menudo escuchamos hablar en los programas divulgativos de medicina en España sobre las mutaciones que se pueden producir en las células, y que en muchos casos son responsables de tumores. En este caso, vamos a hablar de las denominadas células zombie, que están dañadas pero que, en vez de morir, permanecen vagando por el organismo, aunque ‘desconcertadas’, y contagiando a otras células de su mismo mal.
Y es que cuando una célula está dañada, tiene tres opciones: recuperarse, morir, o vagar como lo hacen las zombies, que padecen un daño irreparable que no las mata del todo. La nueva función que van a cumplir estas células es crear señales de alerta que llaman la atención de los macrófagos (células) del sistema inmunológico. Juntas, van a iniciar el proceso de pro-inflamación.
Las células zombie, primero buenas, y después nocivas
Por curioso que parezca, la primera misión de estas células es la de alertar a los macrófagos y remover las células dañadas para que desarrollen una respuesta antiinflamatoria, que es lo que hará que los tejidos se regeneren. Por esta circunstancias, los expertos hablan de que las células zombie (también denominadas senescentes) son básicas para que los tejidos dañados aprendan a defenderse cuando sobrevienen condiciones adversas.
La mala noticia es que,