De todas las virtudes que puede mostrar el ser humano hay una, la empatía, que le lleva a ponerse en el lugar del otro. ¿O en vez de una virtud es un defecto? Lo cierto es que desde el punto de vista de la psicología, empatizar con los demás es una cualidad, pero, llevada al extremo, afecta al bienestar saludable propio e, incluso, puede provocar ansiedad, estrés crónico y una carga emocional insoportable.

Si la empatía es la capacidad que tienen algunas personas para que las emociones ajenas resuenen en ellos, la hiperempatía es esa misma emoción ‘espejo’ pero generada en exceso, llegando a padecer los problemas ajenos incluso más que quienes los sufren. En una serie de estudios recientes se apunta a un posible componente genético de la hiperempatía, aunque el entorno social también tiene mucho que ver.

Cuando la empatía se convierte en un problema de salud

La falta de empatía es un problema que afecta a las relaciones sociales, pero también el exceso de ella puede ocasionar consecuencias indeseables, sobre todo para quienes la sienten, puesto que añaden una carga emocional insoportable, estrés, ansiedad y un buen número de daños colaterales asociados.

Aunque no se trata de una enfermedad mental, la realidad es que muchas personas con este tipo de personalidad suelen necesitar métodos para gestionar las emociones sobredimensionadas que sufren.

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