Seguro que todos recordáis de vuestra época escolar a algún compañero que llevaba gafas y un parche tapándole un ojo.
Este es el tratamiento que ha demostrado ser más efectivo y el que mejores resultado ofrece cuando un niño tienen un ojo vago, o como lo llamamos en medicina, una ambliopía, que no significa otra cosa que que un ojo ve peor que el otro.
Los niños no vienen a este mundo con una capacidad visual desarrollada como la de los adultos. De hecho, seguro que habéis visto en redes sociales alguna publicación en la que se muestra como a medida que un niño crece pasa de ver muy borroso al principio a tener una capacidad visual nítida al cabo de varios años.
Esto es debido a que durante los primeros años de vida se produce un desarrollo de la capacidad visual, la cual se completa hacia los 8 o 9 años, aunque ese desarrollo es muy importante sobre todo durante los primeros 4 años de vida.
No se si os lo habéis planteado, pero nuestro cerebro se encarga de recibir las imágenes de nuestros ojos y fundirlas en una sola imagen para que no veamos doble. El problema se plantea cuando un ojo ve peor que el otro, ya que nuestro cerebro tiende a anular la imagen que ve peor para no ver borroso.