Las nueces han demostrado ser uno de los frutos secos con mayor potencial nutritivo. En España, dada la diversidad de su dieta mediterránea, es muy común contar con este alimento en los hogares, ya que, además, es un producto muy accesible. Introducirlas cada día en nuestra rutina de alimentación tiene unos efectos significativos, según los estudios, en la salud cerebral, por lo que podrían contribuir a reducir la aparición de enfermedades neurodegenerativas y por ende mejorar la función cognitiva.
Las nueces son ricas en ácidos grasos omega-3 y antioxidantes, elementos esenciales que frenan el estrés oxidativo y la inflamación que pueden llegar a sufrir las células cerebrales. Al igual que otros frutos secos como los pistachos, estos nutrientes ofrecen diversos beneficios no solo al cerebro, también a otros órganos del cuerpo.
Los efectos en el cerebro de comer nueces
Como hemos comentado, uno de los potenciales elementos que contienen las nueces son los ácidos grasos como el omega-3, pero concretamente contienen el tipo ácido alfa-linolénico (ALA). Estos son cruciales para que la estructura de las células cerebrales se mantengan y además haya una buena comunicación nerviosa, pues mejora la plasticidad sináptica y promueve la neurogénesis, es decir, la creación de nuevas neuronas.
Además, al ser un fruto seco rico en antioxidantes,