La pandemia de coronavirus ha propiciado uno de los procesos de desarrollo de vacunas más rápidos y eficientes de la historia de la humanidad. En este sentido, es todo un logro la cantidad de sueros eficaces que se han desarrollado contra la enfermedad en un corto lapso de tiempo.
Ahora, una nueva generación de vacunas está cerca de la realidad clínica. Se trata, no obstante, de sueros algo distintos: ya no se aplican a través de una inyección, y podrían ser incluso más eficaces que las originales.
¿Inyección o spray?
Las primeras vacunas desarrolladas contra el SARS-CoV-2 han demostrado ser altamente eficaces, pero la velocidad con la que el virus evoluciona plantea un problema contra ellas. Ciertamente, todos estos sueros previenen en gran medida la enfermedad grave y en general los peores desenlaces incluso frente a las últimas iteraciones del virus pandémico, pero variantes extremadamente transmisibles como la ómicron aún son capaces de extenderse entre la población vacunada.
Por ello los científicos no han dejado de trabajar en una forma diferente de vacuna: las vacunas nasales. Se trata de un tipo de suero que, en lugar de inyectarse, se administra por la vía de entrada del propio virus (el tracto respiratorio superior). Es decir, se inoculan mediante un spray a la nariz.