Hasta la llegada de la pandemia de covid-19, se creía que el aire interior era más saludable que el exterior por la falsa creencia de que los edificios nos dan refugio y, por tanto, nos protegen. Sin embargo, la realidad es que el aire interior puede estar hasta cinco veces más contaminado que el aire exterior.
Lo preocupante del asunto es que entre un 80-90 % de nuestro tiempo transcurre en espacios interiores (oficinas, aulas, centros comerciales, hogares, etc.). Por tanto, la mayor parte de las actividades de la vida diaria de una persona tienen lugar en espacios cerrados. Por el ahorro energético estos se suelen ventilar muy poco en otoño e invierno, que es justo cuando más incidencia de enfermedades respiratorias hay.
Aerosoles cargados de patógenos
Son muchas las enfermedades que se transmiten por los bioaerosoles que exhalamos. Por ejemplo, la Covid-19 que pilló desprevenido al mundo entero y se cobró un precio muy alto en vidas: casi 2 millones de muertes en Europa, si tenemos en cuenta las cifras a 12 de junio de 2022).
También se transmiten por vía aérea los diversos patógenos causantes de la infección del tracto respiratorio superior más frecuente entre los humanos, el resfriado común. Sin olvidarnos de la gripe, que provoca aproximadamente 70 000 muertes en Europa cada año.