La obesidad es, ante todo, un desorden de carácter metabólico. Esto significa que aunque la dieta y el ejercicio físico juegan un papel vital en su desarrollo y en su tratamiento, como bien saben muchas de las personas que la padecen en ocasiones no basta simplemente con cambiar el estilo de vida para lograr recuperar un peso que no implique un riesgo para la salud.

El papel del cerebro

Ahora, además de los factores hormonales y metabólicos que ya se sabía que juegan un papel en la enfermedad, un grupo de científicos de la Escuela de Medicina Wake Forest (Estados Unidos) han encontrado que dos características específicas del cerebro podrían determinar la facilidad de una persona para perder peso.

Así lo explican en un artículo publicado en el medio científico Obesity. el hallazgo parte de una investigación llevada a cabo sobre 71 participantes, a los cuales se les monitorizó la actividad cerebral antes y después de practicarles una serie de intervenciones destinadas a generar impulsos corporales de comer (llamadas ‘food-cue tasks’).

Posteriormente, a estos mismos sujetos se les sometió a un programa de pérdida de peso de seis meses de duración, y los resultados se cotejaron con las mediciones iniciales.

Diferencias fundamentales

Lo que encontraron es que había dos redes funcionales (FN),

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