En España alrededor de 400.000 personas padecen esquizofrenia, lo que representa alrededor de un 1% de la población. Todavía no entendemos del todo qué es lo que causa esta enfermedad mental grave, pero sí que hemos identificado algunos factores genéticos que aumentan considerablemente el riesgo de padecerla.
Ahora, un nuevo estudio publicado en el medio académico de gran prestigio Nature Mental Health ha hallado que hay una inesperada parte de nuestro cuerpo que puede ofrecer información importante sobre la susceptibilidad genética a la esquizofrenia: la retina, y concretamente su grosor. Este descubrimiento puede tener importantes aplicaciones para el diagnóstico temprano de la condición, ya que los cambios en la retina son fácilmente detectables mediante pruebas no invasivas y de bajo coste.
La retina, ventana al sistema nervioso central
La retina, que es la parte del ojo que cuenta con las células sensibles a la luz que ‘codifican’ lo que vemos en forma de impulsos eléctricos, es la parte más externa del sistema nervioso central y tiene una conexión directa con nuestro cerebro y por tanto es un rasgo potencial para detectar cambios en este último.
Hay que tener en cuenta que muchos estudios previos han documentado que la esquizofrenia se asocia con cambios estructurales y funcionales en el sistema nervioso central,