Hace 26 años, el 28 de febrero de 1998, la prestigiosa revista médica The Lancet publicó un artículo destinado a hacer historia. Y no porque documentase algún gran descubrimiento, sino porque daba el pistoletazo de salida a uno de los grandes bulos de nuestro tiempo.
Básicamente, dicha pieza postulaba que la vacunación con la triple vírica podía provocar trastornos del desarrollo como autismo en los niños. Su autor era el entonces médico británico Andrew Wakefield; con el tiempo, el fraude se destaparía, el personaje vería revocada su licencia y The Lancet se retractaría. Pero el daño ya estaba hecho.
Apuntando maneras
Como documenta el medio Times Higher Education, Wakefield vino al mundo en 1956, en el seno de una familia de médicos (su padre era neurólogo y su madre era cirujana). Quizás por ello no resultó sorprendente que se embarcase en la carrera de medicina en la Escuela Médica del Hospital de St Mary (hoy en día Imperial College School of Medicine).
No sería hasta 1993 que Wakefield atraería la atención de la comunidad de investigadores, a causa de un reporte en la revista académica Journal of Medical Virology en el que relacionaba la enfermedad de Crohn con la infección por el virus del sarampión.