Desde que se descubriera el VIH en la década de los ochenta, los avances han sido muchos y tecnologías como la terapia antirretroviral han hecho que afortunadamente la enfermedad sea manejable. Sin embargo, los pacientes con VIH a menudo siguen sufriendo inflamación crónica, lo que aumenta su riesgo de sufrir comorbilidades como enfermedad cardiovascular o disfunciones neurocognitivas, lo que impacta en su longevidad y su calidad de vida.

Ahora, un nuevo estudio publicado en el medio especializado Cell Reports ha explicado por qué se produce esta inflamación crónica y de por qué la supresión o incluso la erradicación del VIH del organismo podría no resolverla.

Células demasiado reactivas

En este trabajo, los autores, adscritos a la Universidad George Washington (Estados Unidos) muestran cómo una proteína presente en las partículas virales del VIH altera de manera permanentemente las células inmunes, de manera que provoca que reaccionen desproporcionadamente ante otros patógenos. Cuando esta proteína se introduce en las células inmunes, los genes en esas células asociados con la inflamación se activan.

Posteriormente, estos genes inflamatorios quedan expresados, incluso cuando la proteína del VIH ya no permanece en las células. Según los investigadores, esta memoria inmunológica de la infección original con VIH es la razón por la que las personas que conviven con el virus son susceptibles a la inflamación incluso a pesar de los tratamientos supresores,

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