Psicología y comunicación no verbal Lo que no nos cuentan por Alicia Martos

Al contrario de lo que muchos puedan pensar, una depresión posparto no suele aparecer de repente tras convertirnos en madres.

Normalmente, existen factores y precedentes que pueden aumentar el riesgo de un diagnóstico de depresión posparto, por ejemplo: un historial de depresión o ansiedad previas, o el tipo de parto: experiencias como una cesárea de urgencia, parto traumático o violencia obstétrica, pueden dejar heridas muy profundas en la psique de una mujer; también puede influir la falta de apoyo social o familiar, la desigualdad con la pareja, la falta de conciliación laboral, o dificultades económicas.

La sintomatología depresiva no se relaciona con estar tristes, tiene que ver más con sensaciones de vacío, sufrimiento, pérdida de interés por todo lo que nos gustaba o solíamos hacer, fatiga e irritabilidad extremas, cambios en el apetito o el sueño, o dificultades para vincularse con el bebé. Esta descripción alude a un definición general, pero es muy importante valorar cada experiencia en su individualidad, historia y contexto.

Sin embargo, la tristeza posparto es un término, algo reduccionista por cierto, que describe que solo la felicidad no puede definir todo lo que experimentamos tras ser madres, sino que también existe la posibilidad de vivir la maternidad con sentimientos de pérdida (realmente transitamos el duelo de muchas cosas),

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