A medida que crecemos, las necesidades nutricionales de nuestro cuerpo van cambiando. Y tiene todo el sentido del mundo: al fin y al cabo, a medida que crecemos, alcanzamos la madurez y envejecemos, nuestro organismo está ocupado en tareas diferentes.

Por ello, una de las tareas de las ciencias de la salud es identificar, a lo largo de nuestras vidas, el equilibrio óptimo de macronutrientes para promover una buena salud en cada etapa.

Dietas moderadas o ricas en proteínas

Ahora, un nuevo estudio, publicado en la revista académica Geroscience ha concluido que aumentar la cantidad de proteínas que consumimos en la juventud y en la mediana edad podría ser la clave para mantener una buena salud metabólica.

Si bien no debemos perder de vista que el trabajo se basa en experimentos realizados sobre modelos animales (específicamente ratones), una dieta moderada o rica en proteínas parecía reducir los niveles de lípidos y glucosa en la sangre (en contraste con las dietas bajas en este macronutriente). Estos dos parámetros constituyen factores de riesgo muy importantes en varias enfermedades que se presentan en estos estadios de la vida y en las etapas posteriores.

El efecto observado, teorizan los firmantes del artículo, se debería al papel que cumplen las proteínas en nuestro cuerpo (entre otras cuestiones,

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