Un sanitario enfundado en un traje completo de protección e introduciendo un bastoncillo en la nariz de una persona que se está realizando una prueba es ya una de las imágenes más paradigmáticas de la pandemia.
Esta compleja operación, que necesita ser llevada a cabo por profesionales y que supone un grave riesgo de contagio, podría tener los días contados ante las cada vez más numerosas evidencias de que las muestras de saliva son tan válidas como las nasofaríngeas para realizar las pruebas de detección de la Covid-19.
Científicos de la Universidad McGill de Canadá han revisado un gran número de estudios previos comparando miles de muestras de los dos tipos y han llegado a la conclusión de que la sensibilidad era “virtualmente idéntica”, según exponen en un artículo publicado el pasado viernes en la revista médica JAMA Network Open.
“Aunque aún quedan algunas preguntas por responder sobre la precisión del diagnóstico mediante muestras de saliva, especialmente entre pacientes hospitalizados y críticamente enfermos, las muestras de saliva aportan una sensibilidad y especificidad comparable a las nasofaríngeas”, concluyen los científicos en su artículo. “Las muestras de saliva deberían, por lo tanto, ser priorizadas para su empleo a gran escala”.
Según los resultados obtenidos en el estudio, las muestras de saliva tienen una sensibilidad del 83,2%,