El ictus en niños y adolescentes es un cuadro neurológico, de inicio brusco, de origen vascular por isquemia o hemorragia, que produce un daño cerebral con síntomas que dependen de la zona afectada. El diagnóstico y el tratamiento precoz son fundamentales para mejorar el pronóstico y disminuir las secuelas. Si bien la incidencia es mucho menor que en la población adulta, la mortalidad y el grado de secuelas a largo plazo son muy relevantes, especialmente considerando que afecta a un sector de la población con alta esperanza de vida, según informan desde el Departamento de Salud de la Comunidad de Madrid.
¿Qué es un ictus en niños?
El ictus pediátrico es una emergencia médica que se caracteriza por la aparición repentina de síntomas neurológicos debido a una alteración en el flujo sanguíneo cerebral. Este evento puede ser causado por una isquemia, donde hay una obstrucción del flujo sanguíneo, o por una hemorragia, donde ocurre una ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro. Ambos casos resultan en un daño cerebral cuyas manifestaciones dependen de la región afectada del cerebro.
La neuróloga pediátrica Verónica González Álvarez, del Hospital Sant Joan de Déu, de Barcelona, recalca que es “muy importante que las familias consulten al médico en cuanto observen que su niño presenta una parálisis o alteración del movimiento,