En temporada de alergias, muchas veces nos vemos obligados a echar mano del botiquín para evitar algunos de los síntomas más molestos. En este caso, lo más probable es que optemos por los antihistamínicos, una familia de medicamentos que reducen la intensidad de las reacciones alérgicas y que en muchos casos pueden obtenerse sin necesidad de una receta médica.

¿Qué efectos secundarios pueden tener?

El grupo de los antihistamínicos, al que pertenecen fármacos como la ebastina o la loratadina, es por lo general uno muy seguro. Son una buena opción para combatir signos como la congestión, la secreción nasal, los estornudos, la picazón o la conjuntivitis alérgica.

Con todo, y como sucede con cualquier medicamento, los antihistamínicos pueden provocar una serie de reacciones adversas de gravedad y frecuencia variables que siempre conviene tener en cuenta, para cesar el consumo del compuesto o acudir a buscar ayuda médica si fuese necesario.

Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, los antihistamínicos pueden provocar ciertos cambios en la visión (como visión borrosa), disminución del apetito, mareos, somnolencia, sequedad en la boca, y cambios de ánimo (sentirse nervioso, emocionado o irritable).

Por lo general, estos efectos secundarios no revisten gravedad y desaparecen con el cese de la toma del medicamento.

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