Las funciones vitales más diversas tienen influencia en el aspecto de nuestra piel, y la alimentación no es una excepción. Es por esto que, cuando padecemos trastornos como el acné, lo que comemos puede empeorar o aliviar los síntomas.

Una relación compleja

Comúnmente, el acné se debe a un exceso en la secreción de grasa por parte de las glándulas sebáceas de la piel (que, a su vez, puede estar impulsado por distintas causas). Esta grasa, junto con células cutáneas muertas y otros residuos, obstruye los poros de la piel y provoca que se infecten, causando las lesiones características de la enfermedad.

En base a esto, cabría pensar que son los alimentos más ricos en grasas los que empeoran los síntomas del acné. No obstante, la relación entre lo que comemos y la aparición de granos y espinillas parece ser más complicada que eso.

Y es que en un primer momento, efectivamente, se acusaba a los alimentos con mayor contenido en lípidos (como el chocolate, las frituras, las carnes grasas) de empeorar el acné. Estudios posteriores, no obstante, han encontrado que debemos tener presente también el tipo de grasa: y es que las grasas saludables como las que están presentes en el aceite de oliva, el pescado azul o los frutos secos no parecen relacionarse con un empeoramiento del acné.

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