El cáncer ha desbancado este año a las enfermedades cardiovasculares como la primera causa de muerte en España, y probablemente será la patología que dominará en este sentido durante muchos años a partir de ahora. Es también una condición compleja, influida por muchos procesos que tienen lugar tanto en nuestro organismo como en nuestra interacción con el entorno que nos rodea.
Precisamente, los científicos no dejan de identificar elementos a nuestro alrededor que podrían incrementar las probabilidades de desarrollar cáncer, y muchas veces estas sospechas llegan a la prensa generalista generando preocupación. No obstante, la evidencia al respecto muchas veces no es tan concluyente, y merece la pena pararse a analizar cada caso para entender lo que realmente sabemos al respecto y hasta qué punto deberíamos guardar prudencia.
Tal y como explica el profesor de prevención del cáncer Timothy Rebbeck, del Instituto del Cáncer Dana-Farber afiliado a la Universidad de Harvard, en una entrevista concedida al portal de divulgación Harvard Health Publishing de la institución norteamericana, estos son algunos objetos de uso común que han levantado preocupaciones y la evidencia que hay detrás de cada uno de ellos.
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