La sandía es una de las frutas más consumidas durante los meses de verano. Refrescante e hidratante, este alimento puede ser el aliado perfecto para conseguir hidratar a nivel interno el cuerpo y, por tanto, ofrece este gran beneficio al organismo cuando llegan las altas temperaturas.

Además, hay que saber que las sandías cultivadas al aire libre florecen entre finales de primavera y principios de verano, por lo que los frutos están en su punto óptimo de sazón a lo largo de todo el verano, siendo este es el momento ideal para consumirlas.

El principal beneficio de la sandía durante el verano es su gran poder hidratante. Como a muchas personas les cuesta beber agua frecuentemente para mantenerse hidratadas durante el verano, la sandía puede ser un método fácil para conseguir ese nivel óptimo de líquido en el organismo.

La sandía es muy apreciada por ser refrescante y rica en agua y sales. Concretamente, esta es la fruta con mayor cantidad de agua, un 95% de su peso. Esta característica también le hace ser, por tanto, un alimento con muy bajo contenido energético, aunque contiene cantidades apreciables de diversas vitaminas y minerales.

De hecho, lo más destacable en su composición es su contenido en carotenoides sin actividad provitamínica (luteína y licopeno), entre los que destaca el licopeno,

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