Una de las grandes ventajas de vivir en España es la cercanía a productos de la huerta de extraordinaria calidad, como es el caso del tomate. Ingrediente imprescindible de muchos platos de nuestra gastronomía, en ocasiones debemos recurrir a su versión frita porque la receta así lo requiere o por cuestión de tiempo disponible. En la versión del supermercado se entiende que como contenido debe primar el tomate, pero no siempre es así.
En la etiqueta veremos tomate frito a secas o quizás con el añadido del adjetivo natural, si bien no es el único ingrediente con el que se envasa dicho producto. Y esto no es un inconveniente siempre que sus únicos compañeros sean la sal y quizás un acidulante, sustancia aditiva que se añade para modificar su acidez y modificar o reforzar su sabor.
Fiarnos de la parte delantera de la etiqueta al coger el producto de la estantería nos puede llevar a escoger erróneamente una sustancia demasiado adulterada, es decir, con más ingredientes de los recomendables. Así lo ha puesto de manifiesto la nutricionista y ganadora de MasterChef 6, Marta Verona, a través de un vídeo en el que ha explicado qué líneas rojas no debemos pasar con este producto.
Atención a los porcentajes de sal y azúcar
Para la nutricionista influencer,