Una investigación llevada a cabo por científicos neozelandeses ha encontrado un vínculo entre la salud ocular y la demencia. En concreto, investigadores del Estudio Multidisciplinario de Salud y Desarrollo de Dunedin descubrieron que los vasos sanguíneos en la parte posterior del ojo, llamados microvasculatura retiniana, pueden mostrar señales tempranas de que alguien está en riesgo de desarrollar demencia, a edades tan tempranas como los 45 años.
La coautora principal, la doctora Ashleigh Barrett-Young, del Departamento de Psicología de la Universidad de Otago, dice que los hallazgos se vinculan con trabajos anteriores de miembros del equipo de investigación, que han «juntado piezas de un rompecabezas» cuando se trata de reconocer signos tempranos de demencia, según informa la propia universidad.
Los resultados son demasiado prematuros todavía para ser aplicados en el mundo real, pero la investigación continúa. «Los tratamientos para el alzhéimer y otras formas de demencia pueden ser más eficaces si se inician en las primeras etapas de la enfermedad», dice Barrett-Young.
Saber quién se beneficiaría de un tratamiento temprano es crucial, pero es difícil de averiguar con los métodos de prueba actuales, que espera que mejoren en el futuro.
Las pruebas cognitivas no son lo suficientemente sensibles en las primeras etapas y es posible que una persona aún no esté experimentando ningún deterioro,