La dieta mediterránea de la que tanto disfrutamos en las cocinas de los hogares en España, tiene la combinación perfecta de nutrientes, con un buen número de beneficios saludables. En nuestra cultura, también existe la costumbre de aderezar los guisos con especias, desde el tomillo y el orégano hasta el perejil o el pimentón. Pues bien, nuestro concepto de estos aliños podría cambiar, a partir de un estudio publicado en el Journal Protection Food encargado por el Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria del Departamento de Agricultura estadounidense.
A través de esta investigación, se ha descubierto qué elementos presentes en las cocinas pueden contener mayores cantidades de patógenos, trasladados por la contaminación cruzada de unos alimentos a otros sin el debido cuidado higiénico. ¿Y si te dijéramos que el cubo de los desperdicios no es el ‘peor’ lugar en este sentido?
¿Qué es la contaminación cruzada y qué puede provocar?
La contaminación cruzada es un fenómeno demasiado habitual que se produce cuando los microbios patógenos, normalmente bacterias (salmonela, E. Coli…), se transfieren de forma no intencionada de un alimento a otro. Los ‘transmisores’ suelen ser las manos, cuchillos, trapos, tablas de cortar… Y en todos los casos se pueden esperar problemas de salud asociados.
Los alimentos crudos pueden contener microorganismos patógenos,