La manzanilla es una de las infusiones que no suele faltar en ningún hogar de España. Desde la infancia aprendemos a asociarla con el bienestar del sistema digestivo: es el primer recurso para alteraciones puntuales como pueden ser indigestiones o gases. Pero ahí no se quedan sus beneficios en nuestro organismo. Muchos de ellos son desconocidos para una parte importante de la población, como puede ser su efecto diurético.

La manzanilla o camomila es una planta asterácea, que se parece a la margarita, pero en realidad agrupa a más de treinta mil especies. De ellas, las que se emplean más habitualmente para hacer la infusión de hierbas es la Matricaria chamomilla o manzanilla alemana y la Chamaemelum nobile o manzanilla romana.

Si bien no hay estudios científicos de solvencia que pueda constatar el efecto específico de la manzanilla en los órganos o funciones del organismo, sí se han validado sus propiedades antiinflamatorias y sedantes, sobre todo en lo que a la digestión se refiere. Su ingesta diaria puede tener efectos diuréticos, de ahí su conexión con la función renal.

Prevenir la retención de líquidos

Ese efecto diurético de la manzanilla ayudará a prevenir un trastorno de consideración: la retención de líquidos o edema.

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