Según datos que revela la Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU) el presupuesto navideño este año cae un 8 por ciento con respecto al año pasado. Aun así, la temporada festiva trae consigo una presión cultural con la que nos sentimos obligados a cumplir con ciertas expectativas, generando en muchos casos cuadros de ansiedad y mucha frustración.

En opinión de la psicóloga Lara Ferreiro, «este fenómeno tiene implicaciones significativas en la salud mental de las personas, que en algunos casos temen no cumplir con lo que se espera de nosotros, con sensación de insuficiencia y la aparición de pensamientos negativos como ‘no estoy dando lo suficiente’ o ‘no puedo permitírmelo’. Esto sucede porque medimos el amor por los otros en función de la cantidad (y calidad) de los regalos con los que les agasajamos».

Gastar mucho y cometer excesos, un bucle infinito

Como explica Ferreiro, «sentimos la obligación de gastar mucho dinero en comprar comida, que además sube su precio en estos tiempos. Si no lo planificamos, es habitual que se nos estropee parte de ella, y eso provoca enfado y frustración también. Es un bucle infinito».

Y añade: «La sobrecarga mental que acompaña a la falta de planificación, tanto de compra de regalos como de comidas, también frustra. Estamos invadidos de estímulos por todas partes,

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