Los microplásticos se han convertido en un elemento ubicuo en nuestro entorno, fruto de la constante producción y uso de objetos de plástico a nuestro alrededor. Recientemente hemos descubierto que penetran en nuestro cuerpo: ya se han detectado en partes tan íntimas de nuestro ser como el cerebro, la sangre o los genitales, lo que ha hecho saltar las alarmas en la comunidad científica.
Este descubrimiento ha motivado un gran interés por entender las vías por las que los microplásticos ingresan en nuestro organismo. Ahora, una investigación presentada en la convención de primavera 2025 de la Sociedad Química Americana (ACS) y cuyos resultados ha recogido el portal de noticias sobre medicina Medscape ha encontrado que el chicle puede suponer una fuente importante de contaminación por microplásticos en el cuerpo humano. Concretamente, han concluido que cada gramo de goma de mascar puede llegar a liberar hasta 637 partículas de microplásticos detectables en una muestra de saliva, la mayoría en los primeros 8 minutos.
637 partículas por gramo
Según los investigadores, la goma de mascar contiene polímeros plástico sintéticos o de origen vegetal, lo que lo convierte en una fuente potencial de microplásticos. Sin embargo, hasta el momento no se había medido la cantidad de ellos que una persona podría ingerir por consumir chicles.