La productividad es una máxima en la vida laboral. Sin embargo, en ocasiones los trabajadores pueden llegar a sentir que no están haciendo lo suficiente, aunque eso no sea cierto. A esto se le conoce como dismorfia de productividad, un fenómeno psicológico que guarda relación con el síndrome del impostor pero que no es lo mismo.
«El síndrome del impostor es la sensación de no merecer los logros obtenidos, incluso cuando existe evidencia objetiva. Está más relacionado con la percepción del propio valor como profesional. En cambio, la dismorfia de productividad se refiere a una percepción distorsionada del rendimiento, en la que la persona siente que nunca hace lo suficiente y que no logra los resultados esperados«, indican fuentes sanitarias a este periódico.
Las personas con dismorfia de productividad tienden a compararse de manera excesiva con sus colegas y se sienten inferiores a ellos. También se juzgan duramente a sí mismos independientemente de los logros y las metas que hayan alcanzado, lo que lleva a que se sientan insatisfechos y a que cada vez se autoimpongan estándares más altos. Además, puede llegar a producir un impacto negativo en la autoestima de las personas y generarles ansiedad en el ámbito laboral, según indica un artículo de Ivane Salud.
Entre los síntomas de este fenómeno también se hallan la minimización de los éxitos laborales alcanzados,