Un equipo multidisciplinar de científicos de la Clínica Cleveland y la Universidad Case Western Reserve, en Estados Unidos, han descubierto que las variantes de COVID-19 pueden ofrecer pistas para predecir los resultados de los pacientes a medida que evoluciona el virus.

Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, las mutaciones del SARS-CoV-2 -el virus que lo causa- se han extendido por el mundo. Estudios recientes sugieren que las variantes actuales del COVID-19 son hasta un 70% más contagiosas que las cepas originales de la pandemia.

Ahora, los científicos de la Clínica Cleveland y la Universidad Case Western Reserve han utilizado la secuenciación genómica para seguir el rastro del SARS-CoV-2 a medida que mutaba en el noreste de Ohio entre el 11 de marzo y el 22 de abril de 2020. Los resultados de la investigación han demostrado que las cepas iniciales y los subgrupos de cepas del virus (llamados clados), observados durante este periodo de tiempo, se asociaron con una mayor mortalidad, mientras que las variantes más nuevas se asociaron con menos hospitalizaciones y muertes.

Aunque estos hallazgos comparten lo que los investigadores aprendieron en los primeros momentos de la pandemia, también podrían ayudar a guiar futuros estudios para analizar cómo las variantes más nuevas afectan a los resultados de los pacientes a medida que el virus sigue evolucionando.

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