Un estudio publicado en la revista Experimental Physiology ha arrojado luz sobre cómo los hábitos de sueño, especialmente acostarse tarde, pueden tener un impacto significativo en la salud a largo plazo. La investigación sugiere que las personas que regularmente se van a dormir tarde tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y problemas cardíacos.
El estudio, que involucró a 51 participantes, los clasificó en dos grupos: aquellos con «cronotipo temprano«, es decir, quienes prefieren levantarse temprano y realizar actividades más temprano en el día, y aquellos con «cronotipo tardío«, o noctámbulos. Los resultados mostraron que las personas que trasnochaban eran más sedentarias y tenían una menor aptitud aeróbica, lo que se traduce en una menor capacidad para quemar grasas, incluso en reposo.
Además, el estudio encontró que los noctámbulos tenían una mayor probabilidad de desarrollar resistencia a la insulina, una condición que puede conducir a la diabetes tipo 2. Steven Malin, autor principal del estudio, explica que la insulina le dice a los músculos que sean como una esponja y absorban la glucosa en la sangre. Sin embargo, si no se realiza ejercicio regularmente, esos músculos pueden volverse duros y perder su capacidad para absorber la glucosa de manera eficiente.