Llega Halloween, la versión actual del antiquísimo festival celta del Samaín (celebrado entre otros lugares precisamente en el noroeste de España). La ocasión que hace milenios marcaba el final del verano y las cosechas se ha convertido hoy en toda una celebración de los sobrenatural y el terror.
El miedo, protagonista este día, es una emoción y una reacción fisiológica fundamental para nuestra supervivencia, que nos libra de cometer muchas imprudencias que podrían poner en riesgo nuestra vida. No obstante, en sí mismo puede ser peligroso, y es que un buen susto puede tener a veces graves consecuencias para nuestra salud.
¿Se puede morir de miedo?
En realidad, apunta la Enciclopedia Británica, cualquier reacción emocional fuerte puede liberar cantidades potencialmente letales de ciertas sustancias químicas, como adrenalina, en nuestro cuerpo. Pasa muy raramente, pero de hecho puede pasarnos a cualquiera.
Teniendo en cuenta los efectos que estas sustancias y hormonas (incluyendo también el cortisol, la llamada ‘hormona del estrés’) tienen en nuestro organismo, el riesgo resulta significativamente mayor para ciertos individuos, como aquellos que ya tienen condiciones cardiovasculares preexistentes. En ellos, este tipo de reacciones fisiológicas puede ser el evento desencadenante de episodios cardiovasculares agudos graves.
Para entender cómo funciona esto, tenemos que conocer lo que llamamos ‘reacción de lucha y huida’.