Los animales son parte de la familia de muchas personas. Ellos ofrecen un cariño incondicional, horas de compañía, momentos en los que es imposible no esbozar una sonrisa y una comprensión silenciosa que expresan a través de su mirada. Por todo esto es tan difícil superar el momento en el que tienen que irse, una situación que siempre requiere pasar por un duelo.Desde la Fundación María Losantos, la psicóloga Patricia Díaz indica cómo «en algunos casos, las mascotas se convierten en la única compañía de una persona». Los mayores, por ejemplo, muchas veces se encuentran solos. Esto lo corrobora una encuesta que realizó el IMSERSO en la que hasta el 65,1% de las personas en edad avanzada reconocieron experimentar momentos de soledad.Por esta razón, cuando un animal de compañía muere, no nos extraña que la situación sea difícil de aceptar. También para los más pequeños que, en la mayoría de los casos, es la primera muerte a la que se tienen que enfrentar, como expone Patricia Díaz, «una experiencia delicada que es conveniente saber de qué forma gestionar».La Fundación María Losantos ofrece una serie de recomendaciones para transitar el duelo por el que todas las personas que tienen un animal deberán pasar tarde o temprano. Todos ellos servirán de ayuda tanto a los más pequeños como a los adultos.El primero de los consejos y, sin duda, el más difícil es aceptar que el animal ha fallecido. Como indica Patricia Díaz, «desde que llegan a nuestra vida somos conscientes de que viven menos que los seres humanos». Según la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC), los gatos viven unos 12,1 años de media, mientras que en los perros 11 (aunque estas cifras pueden variar dependiendo de la salud y la raza). En el caso de que haya niños en casa, en ningún momento se les debe mentir sobre la muerte del animal de compañía. Decirles que está en el veterinario o que está con otra familia es contraproducente. Además, desde la fundación informan de que esta experiencia «puede servir para introducir el tema de la muerte desde la naturalidad».Por esta razón, si el animal está enfermo es positivo que los más pequeños lo sepan. También, hay que explicarles lo que implica su muerte, por ejemplo, que ya no van a poder jugar más con él. Esto es doloroso tanto para los adultos como para los niños,

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