Los divorcios son situaciones muy duras en el que las partes implicadas pueden sufrir mucho, y algunos de los más vulnerables en este sentido son los hijos comunes de la pareja.
La nueva situación, lógicamente, va a traer cambios importantes a su vida. Por ello, y aunque muchas veces el resultado final va a depender más de los acuerdos entre progenitores (en muchas ocasiones de decisiones judiciales), es lógico y vital preguntarse por la mejor solución para los pequeños.
La custodia compartida, avalada por la ciencia
Al contrario de lo que a veces se ha propuesto y de las teorías del ‘síndrome del niño maleta’, lo cierto es que la evidencia científica parece apoyar que la custodia compartida resulta más beneficiosa para el menor que la custodia individual con régimen de visitas.
Por ejemplo, un meta-análisis (es decir, una revisión de la literatura científica previa) sobre la cuestión publicado en el año 2002 en el medio especializado Journal of Family Psychology concluyó que los hijos de padres divorciados que estaban en custodia compartida tendían a mostrar menos trastornos de conducta, menos trastornos emocionales, mayor autoestima, mejores relaciones familiares y parentales y mejor rendimiento académico que aquellos que estaban en custodia individual.
De hecho, otra revisión más reciente, del año 2011,