Más de un cuarto de los adultos españoles padece ya enfermedad del hígado graso, una condición que en ocasiones puede derivar en problemas mucho más graves como cirrosis o fibrosis. Aunque en buena medida está provocada por factores como la dieta o el consumo de alcohol, el envejecimiento celular también juega un papel importante en ella y por ello el riesgo de padecerla aumenta con la edad.

Ahora, un grupo de investigadores ha conseguido revertir parte del daño celular que tiene lugar en el hígado a medida que envejecemos sobre ratones y cultivos de células humanas.

Una estrategia contra el hígado graso

Según detallan en la revista científica de alto impacto Nature Aging, a medida que envejecemos se encuentra en nuestras células hepáticas una mayor presencia y actividad de genes asociados a un tipo de muerte celular llamada ferroptosis, dependiente del hierro. Coincidentemente, sabemos también que la ferroptosis puede estar implicada en daño cardíaco, renal y pancreático.

Esta huella genética también se identificó en células humanas con esteatosis hepática no alcohólica (enfermedad del hígado graso o NAFLD por sus siglas en inglés) y enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD); dos condiciones que causan cirrosis (cicatrización) de las células hepáticas y pueden eventualmente conducir al fallo orgánico.

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