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Tradicionalmente, se ha creído que si se van a mezclar bebidas alcohólicas, es mejor empezar con las de menos graduación. De hecho, hay un dicho anglosajón que dice “Beer before wine and you’ll feel fine, wine before beer and you’ll feel queer” (“cerveza antes del vino y te sentirás bien, vino antes de la cerveza y te sentirás con náuseas”. Para comprobarlo, científicos estadounidenses han llevado a cabo un estudio para medir la intensidad de las resacas en relación al orden de las bebidas.
La BBC recoge en una información este estudio, publicado por el American Journal of Clinical Nutrition. Para llevarlo a cabo, los científicos eligieron a 90 personas de entre 19 y 40 años y los dividieron en tres grupos: 30 bebieron un litro y medio de cerveza y luego cuatro vasos grandes de vino blanco; otros 30 bebieron lo mismo, pero primero el vino y luego la cerveza; el tercer grupo se dividió y algunos sólo bebieron cerveza y otros vino (era el grupo de control). Una semana más tarde, los del primer y el segundo grupo se intercambiaron.
Los investigadores pidieron a los participantes que juzgaran cómo de borrachos estaban al final de cada día y además, fueron sometidos a supervisión médica durante la noche.
Las conclusiones del estudio son que cambiar el orden de las bebidas no supone que haya una diferencia significativa en la fuerza de la resaca. Ni siquiera pudieron establecer patrones de la intensidad de la resaca en función de la edad, el peso o los hábitos de los participantes. El único rasgo que sí detectaron es que las mujeres tienen a tener peor resaca que los hombres.
El NHS (sistema de salud público de Reino Unido) tiene cinco recomendaciones para evitar la resaca: beber con moderación; no beber con el estómago vacío; evitar las bebidas alcohólicas más oscuras; beber agua o refrescos sin gas entre cada bebida alcohólica; y beber medio litro de agua antes de acostarse.