Llevamos tiempo escuchando hablar sobre los beneficios de adelantar la hora de la última comida del día para cuidar el peso pero, ¿es ésta su única ventaja? Los estudios demuestran que un cambio tan sencillo como modificar nuestros horarios de comidas, en especial el de la cena, y ajustarlos al ritmo circadiano y las horas de luz puede ser fundamental para mejorar nuestra salud. Pero vayamos paso a paso.
¿Por qué cenar temprano ayuda a no engordar? Numerosas investigaciones en los últimos años se han centrado en este tema. Por ejemplo, un estudio con humanos realizado por sendos equipos de las Universidades de Harvard y Tufts, publicados en International Journal of Obesity, determinó que cuanto más temprano hagamos las comidas principales del día más se reduce el riesgo de engordar.
Los nutricionistas explican que el cuerpo humano está preparado para el ayuno nocturno debido a su reloj biológico. Un reloj biológico que está relacionado con los ritmos circadianos que permiten regular las funciones fisiológicas en función de la presencia o ausencia de luz en el entorno. No se trata, por tanto, de reducir la cantidad de calorías – aunque es recomendable seguir siempre una buena dieta mediterránea- sino de respetar los horarios.
Nuestro organismo, por tanto, funciona de manera distinta de día y de noche y realmente el ser humano no está preparado para comer de noche.