La vitamina D es imprescindible en la salud general y, sobre todo, en lo que se refiere a los huesos, puesto que es la responsable de la absorción de calcio en el intestino, y su fijación en los huesos. Si nos falta esta vitamina estaremos perdiendo densidad ósea y aumentando el riesgo de sufrir osteoporosis… además de otras enfermedades.

El invierno es la estación del año en la que se dan más casos de bajos niveles de vitamina D, por la disminución evidente de las horas de sol, y también por una dieta deficiente en alimentos que la contengan. En casos excepcionales, esta ausencia podría estar originada por enfermedades subyacentes como diabetes, cáncer o trastornos autoinmunes. Conocer los síntomas puede ayudarnos a ponerle remedio cuanto antes.

Estos son los síntomas de que nos falta vitamina D

Aunque se trata de un problema de salud relativamente común, la deficiencia de vitamina D se hace especialmente presente durante los meses de invierno. Aparte de que no recibimos tanto la energía del sol (que hace que se sintetice la vitamina D en los huesos), una dieta pobre en pescados grasos, la yema del huevo y determinados lácteos puede agravar la situación.

Con el envejecimiento, la vitamina D va descendiendo, por lo que en muchos casos el médico prescribirá la suplementación.

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