El ghosting, o lo que es lo mismo, desaparecer sin dejar rastro, como un fantasma, puede dañar la autoestima, eso desde luego. Sin embargo, lo que mucha gente no sabe es que existen otras técnicas de manipulación psicológicas mucho más sutiles, aunque algunas de ellas se hagan de forma inconsciente, que pueden tener consecuencias para la salud mental. Este es el caso, por poner un ejemplo, del slowfading.
Sin embargo, el curving también puede generar incertidumbre a la persona que lo sufre y, en más de una ocasión, no se es consciente. Lo cierto es que todos, o casi todos, hemos vivido el ghosting de cerca y es que, a decir verdad, en los últimos años, a raíz del boom tecnológico con aplicaciones de citas como protagonistas, se ha convertido en un auténtico fenómeno social. También en España. Así lo demuestran los datos. Cuatro de cada diez personas en nuestro país han sido víctimas del ghosting en alguna ocasión, con todo lo que ello conlleva.
Pero, ¿por qué se produce? Según explica la psicóloga y sexóloga Ana Lombardía, «cuando alguien quiere finalizar una relación, la conversación puede terminar en confrontación y eso es, a menudo, lo que verdaderamente asusta». Implica reconocer los sentimientos, aceptar la responsabilidad en la ruptura y estar preparado para recibir la reacción potencialmente negativa de la pareja ante la puesta final de la relación.