Existe un tipo de moléculas, los azúcares, que cuando se disponen en cadena tienen la función de establecer la comunicación entre células. Por eso, las estructuras biológicas están recubiertas de una capa de glicanos, es decir, una cadena de azúcares. Es con esta capa con la que los agentes patógenos interactúan, como el coronavirus.

Tal y como recoge en un reportaje El País, un 70% de toda la superficie de la proteína espícula está recubierta de glicanos. Así lo demuestra un estudio comandado por Rommie Amaro, de la Universidad de California en San Diego (EE UU).

“Los azúcares escapan a lo que podemos ver bajo el microscopio”, dice Amaro a El País. Aunque existen técnicas, como la microscopía crioelectrónica, que pueden ‘congelar’ las biomoléculas para poder observarlas, «los azúcares se mueven demasiado rápido para poder verlos con esta tecnología», dice la investigadora.

Por eso, los científicos decidieron utilizar simulaciones por ordenador para reconstruir este recubrimiento de azúcar y entender su papel durante la infección.

Según este estudio, en el caso del coronavirus los azúcares son importantes por dos motivos. El primero, porque estabilizan la espícula en una conformación que le permite encajar con los receptores ACE2 de nuestras células, el proceso que inicia la infección.

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