El desayuno arrastra desde hace décadas la etiqueta de ser la comida más importante del día. Es la primera hora del día y por tanto es importante qué vamos a comer y cuánta cantidad. No se trata por tanto de desayunar sin pensar o a toda prisa. Los cereales y la bollería son la opción más fácil, pero la menos saludable tanto para la población adulta como para la infantil. ¿Hay alternativas? Hablamos de tres muy sencillas y accesibles.
Desde el siglo pasado la publicidad ha marcado en buena medida nuestros hábitos alimentarios a la hora de desayunar. Hemos visto cientos de anuncios con escenas familiares a primera hora del día donde nunca faltaban zumos de naranja y boles llenos de leche y cereales azucarados de maíz.
En cuanto a los cereales azucarados ya se han creado las alertas suficientes, especialmente con respecto a la población infantil. Un informe reciente de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) confirmaba que casi cuatro de cada diez cereales de 300 tipos analizados contenían exceso de azúcar, superior al 22,5 por ciento de su contenido. En este sentido no hay que olvidar que la ingesta de azúcar reiterada aumenta el riesgo de problemas de salud graves, como diabetes y enfermedades cardíacas.
Sobre el zumo de naranja también se deben tener en cuenta algunas consideraciones.