Se estima que, en la actualidad, en torno a un 37,8% de los adultos en España padece sobrepeso y hasta un 16% es obeso. Estas cifras convierten a ambas condiciones en un problema de salud de primer orden, teniendo en cuenta que se relacionan con un riesgo más elevado de sufrir accidentes cardiovasculares, problemas metabólicos e incluso varios tipos de cáncer.
La cuestión, no obstante, es que esos números podrían no ser del todo precisos. La obesidad y el sobrepeso se diagnostican a día de hoy usando principalmente un indicador llamado índice de masa corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso de una persona en kilogramos por el cuadrado de su estatura en metros. Pues bien, hace tiempo que muchos médicos e investigadores cuestionan este método, alegando que no toma en consideración factores importantes como son la circunferencia de la cintura o la composición corporal.
La obesidad como una realidad compleja
Por ello, un artículo recientemente publicado en la prestigiosa revista especializada The Lancet Diabetes & Endocrinology con la aprobación de más de 75 organizaciones médicas de todo el mundo propone un nuevo método para diagnosticar la obesidad.
Esta nueva herramienta, basada en la evidencia científica más actual, no destierra del todo el IMC; simplemente, lo complementa con otros indicadores del exceso de grasa corporal y del estado de salud del paciente.