La pandemia de SARS-CoV-2 ha cambiado radicalmente en muchos sentidos la vida de casi todas las personas, y quizás una de las manifestaciones más visibles de ello está en las mascarillas que tan familiares se nos han hecho en los últimos dos años.

Ahora, en muchos países, parece que podríamos empezar a verlas cada vez menos. Por supuesto, no se irán de la noche a la mañana; pero probablemente su progresivo desuso irá marcando el paso a la ansiada ‘nueva normalidad’.

«Hay más consultas por dificultades del lenguaje»

Las mascarillas en sí mismas han tenido importantes ramificaciones. Más allá de lo icónico y de lo psicológico, han demostrado ser una eficaz herramienta en ciertos contextos para limitar la expansión del virus. Esta utilidad, no obstante, tal vez haya tenido algunos costes. Por ejemplo, de un tiempo a esta parte se ha venido advirtiendo de que podrían dificultar procesos como la adquisición del habla en los más pequeños, protagonistas de una infancia sin precedentes en la que la huella de la pandemia es aún difícil de determinar.

En este sentido, Ana Salvador, logopeda miembro de la Comisión de Educación y vocal de la Junta Directiva del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid, explica a 20Minutos que «es cierto que se ha notado un aumento en las consultas que realizan las familias acerca de las dificultades del lenguaje de sus hijos.

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