Con la llegada del buen tiempo, pasamos más horas al aire libre: parques, excursiones, tardes en la piscina o escapadas al campo. Y con ello aumentan las picaduras de insectos, sobre todo de mosquitos. En la mayoría de los casos no son graves, pero sí muy molestas, especialmente en los niños, que tienden a rascarse y rascarse sin parar. Saber cómo prevenirlas y qué hacer si ya se han producido es clave para que no arruinen el verano.
¿Por qué les pican más a unos niños que a otros?
Seguro que has oído alguna vez eso de que “tiene la sangre dulce” y la verdad es que eso no influye para nada, sino, imagínate a los diabéticos… serían el blanco perfecto para estos molestos amiguitos.
El caso es que los insectos se guían por varios factores detectar a una posible víctima: el olor corporal (incluidos perfumes y colonias), el CO₂ que exhalamos, la temperatura de la piel y, en menor medida, la ropa de colores vivos. Por eso, en un grupo de niños jugando al aire libre, unos pueden recibir muchas picaduras y otros ninguna.
Así que si tu hijo es de los que siempre acaba lleno de ronchas, no es que tenga una sangre especial; probablemente es más caluroso, lleva colonia o está más inquieto,
 
 
