Una correcta higiene es esencial para proteger nuestra salud, por eso establecer determinados hábitos debería ser algo más que una norma social, es una manera de cuidarnos a nosotros mismos y también a las personas de nuestro entorno. Por ejemplo, una buena higiene de manos ayuda a reducir la transmisión de un gran número de enfermedades, algo que aprendimos a las malas tanto en España como en el resto del mundo con la crisis del covid; también la correcta higiene en los alimentos puede proteger frente a otras enfermedades.
No obstante, una correcta higiene no pasa siempre por aumentar la cantidad de lavados o pasar más tiempo bajo el agua, es importante conocer la manera correcta de hacer las cosas para que resulte efectiva. Así, muchos descubrieron que llevaban gran parte de su vida lavándose mal las manos, o por lo menos, no haciéndolo de la forma más efectiva, sucede algo similar cuando se señala que dos minutos es el tiempo que se recomienda estar cepillándose los dientes. Con la ducha sucede algo parecido, muchas personas piensan que hacen las cosas de manera correcta, pero pueden estar cometiendo dos errores habituales que convierten sus duchas y baños en un riesgo y una manera de dejar la piel desprotegida.
Los dos errores más comunes a la hora de ducharse
De un tiempo a esta parte existe cierta controversia con relación a la cantidad de veces que está considerado como necesario o beneficioso ducharse.