La alimentación está sometida a modas constantemente, y podría decirse que el fenómeno se ha multiplicado debido a las redes sociales. Basta que una influencer alabe una dieta determinada para que miles de personas la adopten sin pensar en la conveniencia de hacerlo. En España parece que el movimiento antigluten ha llegado para quedarse. ¿Es conveniente abandonar esta proteína si no hay una razón médica que lo avale?
No es una percepción ni se limita a las cifras de ventas de estos productos en los supermercados, sino que hay una constatación clara: el informe Tendencias de exclusión alimentaria en la población española (2022). Un documento que recoge que entre un 25 y un 30 por ciento de la población adulta encuestada piensa que la dieta sin gluten «es más saludable».
Y lo cierto es que se trata de una decisión que tiene más consecuencias de lo que a priori podamos pensar. No se trata simplemente de comprar en la sección sin gluten, sino que la ausencia de esa proteína supondrá que el producto en cuestión equilibre ese aporte de otra forma, en gran cantidad de casos mediante un mayor contenido en azúcares y grasas, es decir, de calorías. Será por tanto una decisión arriesgada para personas que,