El clima español es famoso por su abundancia de días soleados incluso en estaciones como el otoño o el invierno, lo que tiene varios efectos positivos en nuestra salud. No obstante, esta característica también posee un lado dañino; un caso especialmente grave es el de la fotosensibilidad, un abanico de diferentes reacciones cutáneas ante la exposición a la luz solar.
Como indica la versión para profesionales del manual diagnóstico MSD, la fotosensibilidad consiste en una reacción cutánea excesiva ante la luz solar. Puede estar relacionada con la fotoalergia o la fototoxicidad, dos condiciones en las que aparecen daños asociados a la exposición solar, y puede ser idiopática (de causas y origen desconocidos) o aparecer tras el contacto con determinadas sustancias o alérgenos.
También tenemos que tener en cuenta que la fotosensibilidad puede constituir un síntoma de ciertas condiciones sistémicas como lupus eritematosos sistémico, porfiria, pelagra, o xerodermia pigmentaria. Por ello, se considera que requiere atención y estudio médico.
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Como decimos, la fotosensibilidad se caracteriza por la aparición de reacciones cutáneas relevantes, aunque de variada intensidad y tipo, en la piel tras la exposición a la luz solar. Estas suelen presentarse en pocos minutos y resolverse en menos de 24 horas.