Una de las consecuencias más fatales que causó la pandemia es la Covid Persistente o Long Covid (LC), una afección cuyos síntomas persisten durante más de doce semanas posteriores al contagio, afecta casi al 20% de los pacientes diagnosticados, y alrededor del 5% del total de personas contagiadas. La Covid Persistente provoca un déficit nutricional que puede paliarse mediante alimentos concretos para favorecer así el alivio de la sintomatología que acompaña a las personas infectadas.

Síntomas de la Covid Persistente

Las personas afectadas por la Covid Persistente no consiguen recuperar su estado vital previo al contagio. A esta enfermedad se le asignan más de 200 síntomas difíciles de esclarecer, lo que hace especialmente complicado llevar a cabo un diagnóstico preciso por parte de los profesionales. Por otro lado, la falta de biomarcadores que faciliten el diagnóstico de los pacientes hace muy difícil que las empresas se interesen por la investigación de la Covid persistente. Además, aunque existen síntomas comunes, cada paciente con Covid Persistente es diferente al resto, la mayoría sufre problemas crónicos de origen desconocido que suponen un reto para la medicina moderna.

Entre los síntomas más frecuentes se encuentran: malestar general, cefalea, bajo estado de ánimo, dolor muscular, diarrea, palpitaciones, fiebre y tos. La dificultad para respirar, así como las afecciones gastrointestinales,

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